lunes, 24 de octubre de 2011

OSHO: PENETRA EN TODO AQUELLO QUE TE PRODUZCA MIEDO

Penetra en todo aquello que te produzca miedo. Deja de lado todas las medidas de seguridad; sencillamente, entrégate al azar. El total de la vida le pertenece al jugador. Por otro lado, la mejor encarnación de la mente es el hombre de negocios que todo lo calcula, que piensa en términos de utilidades y pérdidas y que nunca corre riesgos innecesarios. En realidad, el riesgo es necesario. La vida es para quienes se arriesgan y viven en peligro, casi al borde de la muerte.
Ese era el atractivo de ser soldado guerrero en épocas antiguas. No era la guerra lo que los atraía sino el peligro –el hecho de moverse hombro a hombro con la muerte. Es algo que cristaliza hasta que llega el momento en que no hay lugar para el miedo.
Imaginen un punto en el que no quede ni rastro de miedo en ti. Esa es la libertad absoluta. El miedo es esclavitud. No hay otra esclavitud diferente a la del miedo. El miedo es la cárcel. Nadie te aprisiona... es tu propio miedo el que te mantiene agazapado entre cuatro paredes. Te has convertido en un ser inválido, incapaz de salir. Estás ciego porque has vivido durante mucho tiempo en la oscuridad y el brillo de la luz puede llegar a ser demasiado intenso para soportarlo.
Cada vez que te aproximas al miedo te acercas más a la puerta. El miedo es simbólico. Advierte contra el peligro de abrir la puerta porque allí está la muerte. Pero sucede que la muerte es la puerta misma, la puerta a la iluminación, a todo lo que es bello y verdadero. Aprende a morir porque es la única forma de obtener vida en abundancia.
La vida se manifiesta únicamente en el riesgo, en el peligro. Cuando hay peligro en todas partes, algo se cristaliza en el interior, porque el riesgo transforma. El peligro crea una situación en la cual el ser es uno solo. No hay cabida para los pensamientos.
¿Te has dado cuenta de que cuando una serpiente se te atraviesa súbitamente en el camino, toda actividad mental cesa? La mente queda vacía inmediatamente porque es tan grande el peligro que no se puede dar el lujo de pensar. Pensar exigirá tiempo y el peligro es inminente pues la serpiente podrá no dar espera y morder.
Por consiguiente, es necesario actuar sin pensar. Es preciso prescindir de la mente y saltar. No hay decisión; el salto se produce sin que la mente tome decisión alguna. Después de dar el salto, la mente vuelve a funcionar y comienzas a pensar miles de cosas. Quizás olvides que el salto fue espontáneo, producto del estado meditativo.
La actividad mental cesa siempre que hay un peligro. Pensar es un lujo. Cuando las personas se sienten demasiado seguras, su mente se llena de ruido inútil; mucha preocupación por cosas que no merecen la pensar. Esa conversación interior se convierte en obstáculo para todos los sentidos; es un peso muerto. No permite ver, no permite oír, no permite vivir, no permite amar. El miedo mata a la gente antes de la muerte. La verdadera muerte es bella, pero la muerte proyectada por el miedo es espeluznante.
Por consiguiente, aprende esta clave: cada vez que sientas brotar el miedo es porque estás cerca de un bloqueo que debes romper –allí mismo, muy cerca de la puerta. Golpea con toda tu fuerza y entra. Comete la tontería de entrar. No trates de ser astuto –actúa con la mayor necedad posible.
Osho- El Miedo
Págs. 112,114

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