jueves, 3 de noviembre de 2011

Osho: En la psicología humanista hay un paralelismo para que lo comprendas.

Es lo que el análisis transaccional denomina el triángulo dramático entre los papeles de padre, adulto, y niño. Ésas son tus tres capas, como si fueses un edificio de tres plantas. La primera es la del niño, la segunda es la del padre, y la tercera planta es la del adulto. Las tres coexisten.
Ése es tu triángulo y conflicto interno. El niño dice una cosa, el padre otra, y el adulto, la mente racional, dice algo más.
El niño dice "disfrutar". Para el niño este momento es el único momento; no tiene más consideraciones. El niño es espontáneo, pero inconsciente de las consecuencias, del pasado y del futuro. Vive en el momento. Carece de valores y de atención, de consciencia. El niño consiste en conceptos sentidos; vive a través de la sensación. Todo su ser es irracional.
Pero claro, entra en muchos conflictos con los demás, y también alberga muchas contradicciones en su interior, porque una sensación le ayuda a hacer una cosa, y luego empieza de repente a sentir otra cosa. Un niño nunca puede acabar nada. Para cuando pudiera hacerlo su sensación ya ha cambiado. Empieza muchas cosas pero nunca alcanza ninguna conclusión. Un niño es inconclusivo. Disfruta, pero su disfrute no es creativo, no puede serlo. Disfruta, pero la vida no puede vivirse sólo a través del disfrute. No puedes ser un niño para siempre. Has de aprender muchas cosas, porque no estás aquí solo.
Si estuvieses solo entonces no habría problema, podrías ser un niño para siempre. Pero la sociedad está ahí, y también millones de personas; has de seguir muchas reglas y valores. De otro modo habría tantos conflictos que la vida sería imposible. Así que hay que disciplinar al niño, y ahí es donde entra el padre.
La voz parental en tu interior es la voz de la sociedad, de la cultura y la civilización; esa voz permite que vivas en un mundo donde hay muchos individuos con ambiciones que entran en conflicto, donde hay mucha lucha por la supervivencia, donde hay mucho conflicto. Has de ir abriéndote camino, y debes avanzar con mucho cuidado.
La voz parental es la de la cuatela. Te civiliza. El niño es salvaje, y la voz parental te ayuda a civilizarte. La palabra "civil" es muy interesante. Significa alguien ha sido vuelto capaz de vivir en una ciudad, se ha convertido en un miembro de un grupo, de una sociedad.
El niño es muy dictatorial. Cree que es el centro del mundo. El padre ha de enseñarte que no eres el centro del mundo; todo el mundo piensa lo mismo. Ha de convertirte en alguien cada vez más atento al hecho de que en el mundo hay mucha gente, que no estás solo. Has de tenerles en cuenta si quieres que toda esa gente te tenga en cuenta a ti. Si no, te aplastarán. Es una cuestión de supervivencia, de política, de políticas.
La voz parental te proporciona mandamientos: qué hacer y qué no hacer. La sensación es ciega. El padre te hace cauto. Es necesario.
Y luego está esa tercera voz interna, la tercera capa, que es cuando te haces adulto y dejas de estar controlado por tus padres; tu razón ha madurado y ahora puedes pensar por ti mismo.
Osho- And The Buddha Said
Disertaciones sobre el "Sutra de los 42 Capítulos
Capítulo 3, Permaneced Por Tanto Atentos
Págs. 46,47

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