
Pero la diferencia es enorme, porque cuando un maestro elige a un discípulo, elige con perfecta comprensión. Él ve a través de ti, todos tus potenciales, posibilidades, pasado y futuro; todo el destino le es revelado. Pero si eres tú quien elige al maestro, casi siempre te equivocarás. Porque tú vas a tientas en la oscuridad. ¿Cómo vas a elegir si no sabes ni quien eres? ¿Cómo vas a elegir un maestro si no sabes qué es la verdad? ¿Con qué elementos de juicio? Cualquiera que sea el veredicto, será equivocado. Yo digo categóricamente: no se trata de que según elijas pueda ser lo correcto o lo incorrecto. No. Elijas lo que elijas, será lo incorrecto, porque tú estás a oscuras, tú no tienes la luz interior por la que juzgar. Tú no tienes criterio alguno, no tienes ninguna piedra de toque. Tú no puedes saber lo que es oro y lo que no lo es. Un buscador sincero simplemente permite al maestro ser; un buscador sincero permite al maestro que sea él quien lo elija. Un buscador atolondrado intenta elegir al maestro, y luego, justo desde el principio, surgen las dificultades.
Osho
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