
Así que Buda dice que primero confíes. Confiar significa que has dado con un hombre que está muy lejos de ti. Que has dado con un hombre que te ha mostrado tu propio futuro, tu destino. Es como si una semilla se hubiese convertido en árbol, y como si esa semilla se hubiese hecho consciente de que el árbol es posible. Dice el árbol: "Antes yo también fui una semilla como tú". Entonces se despierta la confianza en la semilla. Si nunca hubiera visto al árbol, nunca habría soñado con él. ¿Cómo podría una semilla soñar con un árbol? Nunca ha visto uno. Por eso es una bendición tan grande nacer en tiempos de un buda, porque existe un árbol, y tu semilla puede empezar a soñar. Cuando la semilla recibe el primer impacto del árbol, empieza a confiar. Su propio futuro está repleto de posibilidades. No será una simple repetición del pasado, sino algo nuevo. Está emocionada, y esa emoción es la fe. Está conmocionada hasta la raíz. Ahora, por primera vez, sabe que hay un sentido; ahora, por primera vez, sabe que existe un destino. Algo va a suceder: "No soy un simple accidente. Llevo conmigo un importante mensaje. Hay que traducirlo, hay que descifrarlo. Debo convertirme en un árbol y florecer, y diseminar mi fragancia a los cuatro vientos".
Al ver a un buda estás viendo tu posible budeidad. Eso es la fe... pero no basta. Luego has de esforzarte por convertirla en realidad. La semilla ha de caer en la tierra, morir en la tierra, nacer como brote. Y ha de pasar por mil dificultades: los vientos, los relámpagos, los animales... y el brote es muy frágil, muy débil, con la infinita potencialidad para hacerse fuerte, pero ahora mismo no lo es. Necesita la ayuda de alguien; necesita un jardinero. Ése es el significado de un maestro.
Cuando eliges a un maestro estás eligiendo a un jardinero. Y le dices: "Protéjeme hasta que sea lo suficientemente fuerte como para seguir mi propio camino". Pero la fe es sólo la puerta.
Osho- And The Buddha Said
Cap.19, Págs. 378,379
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