miércoles, 3 de abril de 2013

Osho: ¿Cómo puedo saber si lo que se está apoderando de mí es desapego o infiderencia?

Pregunta 4


¿Cómo puedo saber si lo que se está apoderando de mí es desapego o indiferencia?

NO ES DIFÍCIL SABERLO. ¿Cómo sabes cuándo tienes dolor de cabeza y cuándo no tienes dolor de cabeza? Está clarísimo. Si aumenta el desapego, te volverás más saludable, más feliz; tu vida se convertirá en una vida de alegría. Ése es el criterio de todo lo que es bueno. El criterio a seguir es la alegría. Si está aumentando tu alegría, quiere decir que estás creciendo y estás yendo a tu hogar. Con la indiferencia no hay posibilidad de que pueda crecer la alegría. De hecho, si tienes alguna alegría, desaparecerá.

La felicidad es salud y, para mí, la religiosidad es básicamente hedonista. El hedonismo es la verdadera esencia de la religión. Ser feliz lo es todo. De modo que recuerda: si las cosas van bien y te estás moviendo en la dirección adecuada, cada momento te proporcionará más alegría, como si te estuvieras dirigiendo hacia un maravilloso jardín. Cuanto más te acerques, más fresco será el aire, más puro, más fragante. Esa será la señal de que te estás moviendo en la dirección adecuada. Si el aire se vuelve menos fresco, menos puro, menos fragante, entonces quiere decir que te estás moviendo en la dirección opuesta.

La existencia está hecha de felicidad: es su materia prima. La alegría es la materia prima de la que está hecha la existencia. Así que siempre que te estés dirigiendo hacia el camino de convertirte en un ser más existencial, te llenarás cada vez más de alegría, de disfrute, sin ninguna razón especial. Si te diriges hacia el desapego, aumentará el amor, aumentará la alegría, abandonarás el apego, porque el apego trae consigo infelicidad, trae consigo ataduras, destruirá tu libertad.

Sin embargo, si te estás volviendo indiferente... La indiferencia es una falsa moneda; sólo se parece al desapego. Nada crecerá en ella. Simplemente te aislarás y morirás. Ve y observa; hay muchos monjes en el mundo —católicos, hindúes, jainistas, budistas—. Obsérvalos. No te inspiran un sentimiento radiante, no tienen un aura de frescura, no parecen más vivos de lo que tú estás; de hecho, parecen menos vivos, lisiados, paralizados. Controlados, por supuesto, pero no con una disciplina profunda e interna; controlados pero no conscientes. Siguiendo una cierta conciencia que la sociedad les ha dado, pero sin ser conscientes aún, sin ser libres aún, sin ser individuos aún. Viven como si estuvieran ya en sus tumbas, simplemente esperando la muerte. Sus vidas se vuelven lánguidas, monótonas, tristes; es una especie de desesperación.

Cuidado. Siempre que algo va mal hay señales en tu ser. La tristeza es una señal, la depresión es una señal. La alegría, la celebración también son señales. Si te diriges hacia el desapego, oirás más canciones. Danzarás cada vez más y te volverás más amante.

Recuerda: el amor no es apego. El amor no conoce el apego, y aquello que conoce el apego no es amor. Eso es deseo de posesión, dominación, adhesión, miedo, avaricia; pueden ser mil cosas pero no es amor. Hay otras cosas que están desfilando en el nombre del amor, hay otras cosas que se están ocultando tras su nombre, pero en la botella se ha pegado la etiqueta Amor. Dentro encontrarás muchas cosas, pero de ninguna manera amor.

Observa. Si estás apegado a una persona, ¿estás enamorado? ¿O es que tienes miedo a tu soledad y por eso te aferras al otro? Como no puedes estar solo, usas a esa persona para no estar solo. Entonces tienes miedo. Si esa persona se va a otro lugar o se enamora de otra persona, entonces la matarás y dirás: «Estaba tan aferrado que no podría vivir sin ella o sin él».

Es una completa estupidez. Eso no es amor; es otra cosa. Tienes miedo de tu soledad, no eres capaz de estar contigo mismo, necesitas a otra persona para distraerte. Además, quieres poseer a la otra persona, quieres utilizarla como un medio para conseguir tus fines. Usar a otra persona como un instrumento es violencia.

Emmanuel Kant lo ha convertido en uno de los fundamentos de su vida moral. Él solía decir que utilizar a una persona como un instrumento es uno de los actos más inmorales que existen. Porque cuando usas a la otra persona como un instrumento, para tu gratificación, para tu deseo sexual, para tu miedo o para cualquier otra cosa, cuando usas a la otra persona como un instrumento, estás reduciendo a esa persona a una cosa. Estás destruyendo su libertad, estás matando su alma.

El alma solo puede crecer en libertad; el amor es libertad. Cuando das libertad, eres libre; en eso consiste el desapego. Si impones la servidumbre en la otra persona, te estarás aprisionando a ti mismo al mismo tiempo; si tú defines a la otra persona, la otra persona te definirá a ti; si estás tratando de poseer a la otra persona, la otra persona te poseerá a ti.

Así es como las parejas transcurren todas sus vidas: luchando por dominar al otro. Ambos luchan, el hombre a su manera, la mujer a su manera. Es una lucha y una discusión continua. El hombre piensa que, en cierta manera, controla a la mujer y la mujer piensa que, en cierta manera, controla al hombre. El control no es amor.

Nunca utilices a una persona como un instrumento. Trata a toda persona como un fin en sí mismo; de esta manera no te apegas, no te atas. Amas, pero tu amor da libertad, y cuando das libertad a la otra persona, eres libre. Sólo en libertad crece tu alma. Te sentirás muy, muy feliz.

El mundo se ha convertido en un lugar muy infeliz, no porque el mundo sea un lugar infeliz, sino porque hay algo que hemos hecho mal. Ese mismo mundo se puede convertir en una celebración.

Tú me has preguntado: ¿Cómo puedo saber si el desapego o la indiferencia se están apoderando de mí? Si te sientes feliz, sea lo que sea lo que está creciendo en ti, más centrada, más arraigada, más viva que nunca, entonces ve de cabeza por ese camino. Entonces no hay temor. Deja que la felicidad sea la clave, el criterio; ninguna otra cosa puede ser la clave.

Lo que digan las escrituras no es un criterio si tu corazón no palpita de felicidad. Lo que yo diga no es el criterio, a menos que tu corazón palpite de felicidad. En el momento en que naciste, te colocaron un sutil indicador. El hecho de que puedas saber siempre qué es lo que ocurre es parte de la vida; puedes sentir siempre si eres feliz o infeliz. Nadie se pregunta cómo sabe si es feliz o infeliz. Nadie se lo ha preguntado nunca. Cuando eres infeliz, lo sabes; cuando eres feliz, lo sabes. Por tanto, es un valor intrínseco. Lo sabes, has nacido sabiéndolo, así que permite que esa indicación intrínseca sea usada, y nunca te equivocarás.

Osho: Libertad

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