sábado, 5 de noviembre de 2011

Osho: La alegría es el antídoto...

La alegría es el antídoto para todos los miedos. El miedo se asienta cuando no disfrutamos la vida. Si gozas la vida, el miedo desaparecerá. Por tanto, sé positivo y goza más, ríete más, baila, canta. Mira las cosas pequeñas cada vez con más alegría y entusiasmo. La vida está hecha de detalles y si logras dotar de alegría todas esas cosas, la suma total será colosal.
No esperes a que te suceda algo extraordinario. No es que en la vida no haya sucesos extraordinarios, claro que sí; pero no esperes a que se produzcan. Las cosas extraordinarias suceden solamente cuando se viven los detalles cotidianos desde una nueva perspectiva, con la mente nueva, con renovada vitalidad y entusiasmo. Así, poco a poco, se van acumulando, hasta que un día se produce la gran explosión de dicha pura.
Pero nunca se sabe cuándo será ese día. Es necesario continuar recogiendo guijarros en la playa. La totalidad se convierte en el gran acontecimiento. Un guijarro es un guijarro, pero cuando se juntan muchos guijarros, súbitamente se convierten en diamantes. Ese es el milagro de la vida. Por tanto, no necesitas pensar en grandes cosas.
Hay muchas personas en el mundo que se pierden la vida por estar a la espera de algún suceso extraordinario, el cual no podrá suceder de la nada. Solamente sucede a través de las cosas ordinarias como comer, desayunar, caminar, tomar un baño, conversar con un amigo, sentarse a contemplar el cielo o quedarse en cama haciendo nada. La vida está hecha de esas minucias. Son la esencia de la vida.
Por tanto, hagan todo con alegría y entusiasmo, y cada cosa será una oración.
La palabra “entusiasmo” es muy hermosa. Su raíz significa “regalo de Dios”. Cuando haces algo con entusiasmo profundo, la divinidad se manifiesta en tu interior. La palabra misma significa “estar lleno de divinidad”. Por tanto, trae más entusiasmo a tu vida y verás que el miedo y las demás cosas se desvanecen espontáneamente.
No te preocupes de los lados negativos. Si enciendes una vela, la oscuridad se disipará por sí sola. No trates de luchar contra la oscuridad. No podrás sencillamente porque la oscuridad no existe. ¿Cómo pelear contra algo que no existe? Simplemente, enciende una vela. Olvida la oscuridad, olvida el miedo, olvida todas esas cosas negativas que normalmente acechan la mente humana. Sencillamente enciende una vela de entusiasmo.
Ensaya levantarte durante quince días consecutivos con gran entusiasmo –con la “divinidad en tu interior”-, decidido a vivir la vida con gran deleite, ¡y comienza a deleitarte con la vida! Cuando tomes el desayuno, siente como si estuvieras ingiriendo al propio Dios. Así, el desayuno se convertirá en un sacramento. Durante el baño, le estarás dando un baño a Dios, quien mora en tu interior. Así, el cuarto baño se convierte en un templo y el agua de la ducha es la de la pila bautismal.
Levántate todas las mañanas con gran decisión, con certeza, con claridad, con la promesa de que el día ha de ser tremendamente hermoso y que has vivido a plenitud. Y todas las noches, al acostarte, recuerda nuevamente todas las cosas maravillosas que te ocurrieron durante el día. El simple recuerdo ayudará a que se repitan al día siguiente. Sencillamente recuerda y duérmete con el recuerdo de los momentos hermosos del día. Tus sueños serán más bellos puesto que estarán imbuidos de su entusiasmo, de su totalidad. Así comenzarás a vivir también en sueños con una nueva energía.
Osho- El Miedo
Págs. 126,128

jueves, 3 de noviembre de 2011

Osho: En la psicología humanista hay un paralelismo para que lo comprendas.

Es lo que el análisis transaccional denomina el triángulo dramático entre los papeles de padre, adulto, y niño. Ésas son tus tres capas, como si fueses un edificio de tres plantas. La primera es la del niño, la segunda es la del padre, y la tercera planta es la del adulto. Las tres coexisten.
Ése es tu triángulo y conflicto interno. El niño dice una cosa, el padre otra, y el adulto, la mente racional, dice algo más.
El niño dice "disfrutar". Para el niño este momento es el único momento; no tiene más consideraciones. El niño es espontáneo, pero inconsciente de las consecuencias, del pasado y del futuro. Vive en el momento. Carece de valores y de atención, de consciencia. El niño consiste en conceptos sentidos; vive a través de la sensación. Todo su ser es irracional.
Pero claro, entra en muchos conflictos con los demás, y también alberga muchas contradicciones en su interior, porque una sensación le ayuda a hacer una cosa, y luego empieza de repente a sentir otra cosa. Un niño nunca puede acabar nada. Para cuando pudiera hacerlo su sensación ya ha cambiado. Empieza muchas cosas pero nunca alcanza ninguna conclusión. Un niño es inconclusivo. Disfruta, pero su disfrute no es creativo, no puede serlo. Disfruta, pero la vida no puede vivirse sólo a través del disfrute. No puedes ser un niño para siempre. Has de aprender muchas cosas, porque no estás aquí solo.
Si estuvieses solo entonces no habría problema, podrías ser un niño para siempre. Pero la sociedad está ahí, y también millones de personas; has de seguir muchas reglas y valores. De otro modo habría tantos conflictos que la vida sería imposible. Así que hay que disciplinar al niño, y ahí es donde entra el padre.
La voz parental en tu interior es la voz de la sociedad, de la cultura y la civilización; esa voz permite que vivas en un mundo donde hay muchos individuos con ambiciones que entran en conflicto, donde hay mucha lucha por la supervivencia, donde hay mucho conflicto. Has de ir abriéndote camino, y debes avanzar con mucho cuidado.
La voz parental es la de la cuatela. Te civiliza. El niño es salvaje, y la voz parental te ayuda a civilizarte. La palabra "civil" es muy interesante. Significa alguien ha sido vuelto capaz de vivir en una ciudad, se ha convertido en un miembro de un grupo, de una sociedad.
El niño es muy dictatorial. Cree que es el centro del mundo. El padre ha de enseñarte que no eres el centro del mundo; todo el mundo piensa lo mismo. Ha de convertirte en alguien cada vez más atento al hecho de que en el mundo hay mucha gente, que no estás solo. Has de tenerles en cuenta si quieres que toda esa gente te tenga en cuenta a ti. Si no, te aplastarán. Es una cuestión de supervivencia, de política, de políticas.
La voz parental te proporciona mandamientos: qué hacer y qué no hacer. La sensación es ciega. El padre te hace cauto. Es necesario.
Y luego está esa tercera voz interna, la tercera capa, que es cuando te haces adulto y dejas de estar controlado por tus padres; tu razón ha madurado y ahora puedes pensar por ti mismo.
Osho- And The Buddha Said
Disertaciones sobre el "Sutra de los 42 Capítulos
Capítulo 3, Permaneced Por Tanto Atentos
Págs. 46,47