
No dependas pues de la luz de otro. Es mejor incluso que andes a tientas en la oscuridad, pero que la oscuridad sea la tuya. La luz de otro no es conveniente; tu propia oscuridad es mejor incluso. Al menos es uno mismo, al menos es tu realidad. Y si vives en tu propia oscuridad, la oscuridad se irá haciendo más y más clara. Serás capaz de dar unos pasos. Aprenderás el arte; no te caerás.
Los ciegos no se caen. Trata de andar con los ojos cerrados; te será difícil. No podrás andar ni siquiera unos cuentos metros, pero el ciego es capaz de recorrer todo el camino. La ceguera es la suya. Con los ojos cerrados vives una ceguera prestada, no es tuya. Incluso la propia oscuridad es mejor. Los errores propios son mejores que las virtudes de los demás. Recuérdalo, porque la mente siempre trata de imitar, de vivir de prestado. Pero lo que posee una importancia no puede ser prestado, no. No puedes entrar en el reino de Dios con dinero prestado; no se puede. No puedes sobornar a los guardias porque no hay guardias y no puedes entrar por la puerta del ladrón porque no hay puertas. Has de caminar y al caminar crearás tu camino.
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